La sexualidad femenina y el Parto
- Dra. Melania Cuomo
- 6. Dez. 2017
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La continuidad de la naturaleza está organizada en ciclos. Millones de años de existencia hechos de una sucesión y superposición de ciclos; ciclos que van marcando un ritmo. El ritmo de los años, las estaciones, los días, los meses lunares y tantos más. Los ciclos de floración de las plantas, de crecida de los ríos, de hibernación de los animales, de nacimiento de las crías; los ciclos de vida y muerte que permiten la continuidad de la existencia trascendiendo nuestros propios límites como seres mortales.

Los seres humanos no escapamos a esta ciclicidad propia de la naturaleza, por el contrario, nuestros propios ciclos están influenciados por ella misma. Como, por ejemplo, el ciclo de sueño y vigilia, regulado por la secreción de cortisol y melatonina, influenciado a su vez por la luz solar.
Todos los ciclos se caracterizan por la alternancia de períodos de movimiento y quietud, aceleración y desaceleración, expansión y contracción. Cada momento está cargado de una diferente cantidad y calidad de energía, que fluye acumulándose y descargándose, para luego volver a comenzar.
Dice Wilhelm Reich dice que la energía sexual es biológica y común a todas las especies vivientes. Se percibe en distintas partes del cuerpo por la acumulación de fluidos en las mismas. Esta acumulación genera tensiones mecánicas; la fricción provoca acumulación de cargas eléctricas creando bio-electricidad; y la descarga eléctrica se da a través de contracciones musculares involuntarias brindando, por la distensión mecánica y el reflujo de los líquidos, placer sexual. (Schmid, 2011)

La sexualidad femenina es un claro ejemplo de estos ciclos de carga y descarga, que se dan en múltiples formas. El que tal vez nos resulte más cotidiano es el ciclo menstrual, a lo largo del cual se va generando una progresiva acumulación de fluidos a nivel uterino y mamario, al tiempo que la energía psíquica también se va modificando. Finalmente, con la menstruación, se produce la descarga y el comienzo de un nuevo ciclo.

De la misma forma, el embarazo, con su culminación en el parto, y también la lactancia, son ciclos de la sexualidad femenina en los cuales podemos identificar los elementos nombrados por Reich. Hay una acumulación de energía y derivación de fluidos al útero y a la región genital, o a las mamas en el caso de la lactancia, y luego una liberación de los mismos a través de contracciones musculares involuntarias del útero o de los músculos de los conductos mamarios.
Es decir, que el parto es un hecho de la sexualidad de la mujer, que culmina con el reflejo de eyección del bebé. Por lo tanto, tiene que ver con la vida, el placer, la alegría, la esperanza y las emociones intensas.

Referencias:
Schmid, Verena (2011) La sabiduría del cuerpo al gestar, parir y maternar. Buenos Aires, Argentina: Mujer Sabia Editoras
Schallman, Raquel. Parto libre
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